Bienvenido a mi mente forastero!

Mis Blurbs hoy sintieron ganas de hacerse conocer asi que cree este blog para que encontraran nuevos amigos. Sus pensamientos y su gran imaginación se ven a través de lo escrito y me invitan a este pequeño mundo del cual soy un visitante de paso, al igual que ustedes.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Il Postino


Me gustan las fotografías antiguas. Lo melancólico del blanco y negro. Los vestidos floreados, los aires barrocos, las alusiones a Audrey Hepburn, las miradas al vacío. Los momentos y sentimientos congelados.

Mi nonna tiene muchas fotografías. Están sueltas y desordenadas porque según ella cuando eramos niñas, mis hermanas y yo solíamos jugar con ellas. Así que he decidido ayudar a ordenarlas y así de paso aventurarme en una suma de interrogantes que doy por hecho que mi abuela sabrá
responder.

Veo una foto de mi papá, a quien todos dicen que me parezco. La veo desde distintos ángulos, tratando de encontrar el parecido. Tal vez, si cierro los ojos un poco.

Mi abuela me encuentra y con un movimiento ágil, el cual me sorprende ya que últimamente anda mal de la cadera, lográ capturar la fotografía de entre mis manos. Yo me contento porque sé que me contará alguna anecdota "de los buenos tiempos".

Ve atentamente a mi padre en al fotografía y pienso que trata recordar el día. Trata de recordar la juventud marchita de mi padre y con eso, la suya. Me mira con ojos cómplices y me cuenta que mi papá de joven era muy guapo.

Yo no sé si quiero seguir escuchando esto. Mi papá es mi papá, nunca fue joven, ni guapo. Fue simplemente y siempre será para mí mi papá.

Sin acertar mi mirada, mi nonna me comienza a contar acerca de una enamorada que tuvo mi padre a mi edad. Me dice que no recuerda el nombre, aunque no le creo, pero sí un acontecimiento muy particular:

-"Lei era matta"
Me dice con ojos saltones (y yo pienso que mi abuela también esta un poco loca).

Y así empieza su historia. Según ella, un día cualquiera (como le gusta referirse a los días), la madre de la chica de quien no recuerda el nombre, y yo no insisto, llamó a la casa. Necesitaba hablar con mi abuela. Ella accedió y fue a visitarla.

Me cuenta que era una casa bonita en San Isidro y que tal vez siga existiendo. Al llegar a esta casa la llevaron a un cuarto donde yacía morena y de pelo largo despeinado la chica de quién nombre nunca supe.

La chica no habló. Sin embargo apenas vió a mi abuela, tomó lapiz y papel y escribió con letra menuda y desprolija:

"Hace ocho años que no voy al baño"

Este mensaje y el hecho que luego de unos minutos descubrió que el tío de la morena se había suicidado, fueron motivo suficiente para prohibir a mi padre de seguir viéndola.

Es más, fueron incontables las veces que mi nonna persiguió a mi papá en su carro para asegurarse de que no se acercara a la casa de la morena. De ser así, saldría corriendo del carro a gritarle. (y eso me hizo acordar cuando mi papá, en sus mejores piyamas, entraba a las fiestas en mi busqueda).

¿Mencioné que mi abuela esta un poco loca?

Mientras me cuenta sus reacciones y otro detalles de esta hasta entonces desconocida crónica, a mi se me hace imposible imaginar a mi papá con otra mujer que no sea mi madre.

Así que decido indagar más fotografías. Adentrarme en el pasado. Ser un exploradora, encontrar el tesoro prohibido, el momento en el que a mi papá se le empezó a caer el pelo. Y rió por dentro.

Y lo encuentro. Ese tesoro. O al menos creo hacerlo.

Es una fotografía de mi nonno llevándose un vaso a la boca en un lugar extranjero.

"Una foto común" pensé.

Hasta que le doy vuelta y vi que había una leyenda, una nota escrita a mano, en letra cursiva, esa letra que reconozco perfectamente en las navidades cuando recibo un sobre con dinero.

Y aunque la memoria me falla a pesar de mi corta edad, recuerdo muy bien lo que decía:

"Mi Querida. No te asustes. Desde tu partida no me he perdido ni en la bebida ni en el cigarrillo ni en el juego. Lo que tomo en la fotografía es una simple naranjada. Te tengo en mis pensamientos siempre y espero que mi llegada al Perú siga siendo de tu agrado.

Besos y abrazos. Carlo."

"Conociste al nonno en un cine no?" pregunto con aire de adolescente enamorada.

Y mi nonna comprende. Me ha contado la historia infinitas veces, pero yo quiero escucharla de nuevo.

Me relata que en una función a la cual había atendido con una amiga, unos chicos que se sentaron detrás de ellas comenzaron a molestarlas.

"Yo volteé para decirle que dejara de ser tan pesado, y así paso pues" Me dice subiendo los hombros como sorprendiéndose al recordar el pasado.

Y aunque no quiera ser romántica, el pensamiento no deja de acosar mi mente. Solo bastó una mirada para enamorarse.

Solo bastó una mirada para que él dejara su vida en un país lejano y viniera al Perú en su busqueda.

Solo basto una mirada para que extrañamente yo estuviera aquí, escribiendo estas líneas.

Mi abuelo llega y yo escondo la fotografía. No se porque lo hago. Supongo que no quiero avergonzarlo.

Luego voy a ver televisión con él. Hoy juega la "Juve".