Bienvenido a mi mente forastero!

Mis Blurbs hoy sintieron ganas de hacerse conocer asi que cree este blog para que encontraran nuevos amigos. Sus pensamientos y su gran imaginación se ven a través de lo escrito y me invitan a este pequeño mundo del cual soy un visitante de paso, al igual que ustedes.

domingo, 11 de octubre de 2009

Escorias del escusado



Antes de que fueramos algo, hubo una gran espacio.


Gatito ya no me escucha cuando hablo. Asiente con la cabeza, pero sé que él ya no está ahí.

Lo conocí un día sin querer. Esos días en que la ropa se te pega a la piel. Esos días en que no quieres ver a nadie, pero todos te miran a ti. Esos días en que deseas que sean otro día.


A veces me pregunto si gatito tuvo una infancia feliz. Nunca me enseño fotos de niño. Tal vez nunca fue niño. El nació grande. Nació triste. transeunte. Aboyado.


En un comienzo lo nuestro fue puramente físico. Una atracción de polos. Dos imanes que se unen. Una reacción química. Un deseo escondido.


Pero Gatito no se conformó con eso. Y se puso malo. Salía todas las noches. No llamaba. Y yo aprendí a dejar de buscarlo. A que al día siguiente estaría a mi lado. Listo para que lo engría.


Ahora no lo veo salvo los domingos cuando me lo cruzo en la misa matutina. El sermón del padre se mezcla entre olores de incienso y el cigarillo que mi padre acababa de fumar. Y eso me hace pensar en él. Y se que él piensa en mí.


Aunque ninguno quiera hacerlo nuevamente.


Gatito ya no me habla.


Antes me insultaba y eso me hacía feliz. Porque sabñia que me quería. Que le importaba. Que se ponía feo, porque en realidad era bonito. Lo nuestro era bonito.


Lo veo. Tiene los ojos cerrados.


Si tan solo entrara al baño. Ese es nuestro lugar favorito. Nuestra guarida. Nuestro confesionario. Donde fuimos los mismos y a la vez tan distintos.


A gatito le gustaba verme mientras me afeitaba las piernas. A mi solo me gustaba que me viera. Que me viera en verdad.


Gatito ya no me habla.


Creo que ya es feliz.
I.

1 comentario:

  1. Naciste en otra época, Isidora.
    De repente, por eso somos amigas.

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