Bienvenido a mi mente forastero!

Mis Blurbs hoy sintieron ganas de hacerse conocer asi que cree este blog para que encontraran nuevos amigos. Sus pensamientos y su gran imaginación se ven a través de lo escrito y me invitan a este pequeño mundo del cual soy un visitante de paso, al igual que ustedes.

domingo, 3 de enero de 2010

La seño


Me gusta conocer a nuevas personas. Sobre todo a aquellas con las cuales guardo muy poco en común. Me gusta tratar de descifrarlos, de ver el mundo a través de sus ojos. Quizás no lo logre todo el tiempo pero los intentos son lo divertido.

"A mí de chica, mi mamá nos abandonó, asi no más señorita, se fue"
Me lo dice mientras que lava la ropa de los huespedes del hospedaje en el cual pasaré los próximos cinco días. Son las diez de la noche y los dioses cusqueños nos castigan con una garua helada. Sin embargo ella sigue lavando.

"Así con guantes si lavo, no hay problema".

Cada vez que la veo, me cuenta algo más sobre su vida, y a mí se me hace cada vez más dificil poder identificarme con ella. En realidad sería identificarme con la mayoría de los peruanos pobres.

" A mí también me abandonó mi esposo. Me dejó con mis dos hijos y se fue con otra pues. Ahora tiene cuatro hijos".

Me es inevitable soltar una sonrisa irónica. Le digo que mejor, que los hombres no valen la pena, que no sirven para nada. Ella se ríe y me muestra una sonrisa vacía, sin dientes, pero sincera.

"Si pues señorita, por eso yo nunca más me meti con hombres".

Y cada vez que regresabamos del hospedaje, allí estaba ella. Esperando. Trantando de tener alguna suerte de comunicación con otro mundo. Un mundo que ella no conoce y que probablemente nunca conocerá.

"Yó no se tomar. Nunca he tomado. Unos señoritas se ponen graciosas cuando toman y luego se ponen a llorar. Yó ya estoy vieja para eso".

Nos dice la velada de año nuevo, cuando hemos llenado la mesa de la cocina con vasos de champán, vodka, pisco y esperanzas por un mejor año nuevo. Le ofrecemos jugo ya que se tendrá que quedar a dormir toda la noche en el hospedaje.

"Es qué también trabajo en el bar (que Nico, uno de los dueños del hospedaje, tiene a unos pasos). Lavó asi las cosas".

La seño esa noche no sabrá lo que es un Año Nuevo. Tal vez vaya a la plaza a ver a la gente correr, llorar y gritar como ella nos describe los acontecimientos. Sin embargo esto lo dice mientras se queda dormida en una silla acurrucada como la gata de la casa, Catalina.

"Esta niña es una fresca. Todo el día esta cantando y bailando. Quiere ir a la escuela de folklore, pero es muy cara señorita. 200 soles cuesta. Antes costaba 50, pero lo han subido. Muy caro señorita".

Se refiere a Maria Esther. Su hija pequeña. Una niña que prueba ser lo contrario a su madre. Vivaz, alegre, sin el peso de un pasado cruel encima.

Mientras jugamos una partida de "ocho locos" le preguntó a Maria Esther que quiere ser cuando sea grande.

"Guía turistica. Los voy a llevar a todas partes del Cusco".

Adiós a los sueños presidenciales. Estos niños ya no sueñan. Son realistas. Me sonríe mientras que me pide que ponga reggeaton en el ipod. Eso me fastidia un poco pero cedo a su petición.

Al día siguiente por la noche nos encontramos con la seño afuera del bar. Está esperando a su hijo mayor.

"Ha empezado a trabajar hoy día. Ya tendremos que ver si es que le pagan. No se cuanto señorita, ya tendremos que ver".

Llegamos de una paseo en cuatrimoto en el cual casi pierdo la vida, no solo por la caida que sufrí sino por la vista maravillosa. Producto de la lluvia del día, nuestras zapatillas se han transformados en pequeños montes de barro y le pedimos a la seño que las lave. Le damos 30 soles, poca paga para gran trabajo.

Al ver los billetes se le ilumina la cara.

"Gracias señoritas. Esta plata va a ser mia, así me compro una chompa nueva" mientras tanto nos enseña los agujeros de su chompa antigua.

Movidas por el remordimiento de los regalos y gastos navideños le ofrecemos un poco más para que le alcance para una buena chompa.

"No señorita. Acá en el mercado yo tengo mis caseras. Ahí le regateo para una chompa. Me va a alcanzar".

Es momento de partir y me es inevitable abrazarla y desearle un año nuevo lleno de éxitos y de felicidad.

"Gracias señorita. Usted es muy dulce. Escribanme para contarme como están. Van a volver?"

Le aseguramos que sí (y luego nos enteramos que el hospedaje va a cerrar). Espero que ella encuentre trabajo o que Nico se la lleve al nuevo hospedaje.

Ahora no se donde escribirle ni se si es que sabe leer. Supongo que sí. Trataré de mandarle una fotografía de las cinco. Y aunque nunca supe su nombre sentí un gran cariño. Un factor más que me ataba a esa ciudad con alma antigua.

Así que si ven a una señora con gorra, una chompa vieja, un mandil negro y unos guantes de goma largos, salúndenla por mí.

I.

1 comentario:

  1. Linda la seño, de esas mujeres que nos hacen pensar y darnos cuenta que nuestra vida es muy buena, quizás demasiado.

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